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sábado, 19 de septiembre de 2009

Aunque no le convenga a Chávez, debemos honrar a la Legión Británica


No es secreto que la propaganda estatal con la cual Hugo Chávez consolida y justifica su revolución involucra la burda manipulación de la historia, y en particular la historia del Libertador. En la versión tergiversada de nuestro pasado común que presenta el chavismo, el Bolívar histórico, liberal clásico y admirador de las ideas de Montesquieu y Adam Smith, pasa a ser el símbolo de una ideología colectivista y radicalmente egalitaria que era enteramente ajena a su modo de pensar.

Uno de los aspectos de la vida y obra del Libertador que resulta inconveniente para Chávez y su perenne, fatigante grito de antiimperialismo yanqui-europeo es el crucial papel que, en su lucha conra la corona española, jugaron tropas británicas, ciudadanos del imperio más poderoso del mundo en el siglo XIX. Aunque Bolívar mismo, al entrar triunfante a Bogotá tras la Batalla de Boyacá, haya extendido laureles a los soldados británicos del Batallón Rifles, proclamando que “esos libertadores (son los que los) merecen,” la versión chavista de la historia convenientemente ignora la existencia de este regimento y de su gloriosa actuación en el campo de batalla.

Sin embargo, al recordar la lucha por nuestra independencia, tenemos el deber de honrar a estos héroes y su sacrificio por las nascientes patrias neogranadinas.

Tras la derrota final de Napoleón Bonaparte en 1815, Inglaterra, al igual que las otras potencias europeas, se vio incapaz de mantener los enormes ejércitos necesarios para derrotar al Emperador. Por lo tanto, el gobierno de Westminster ordenó una desmovilización masiva que, según el Times de Londres, obligó a la población británica a acomodar a 500.000 mil soldados que, en 1817, regresaban del continente. Muchos de éstos eran oficiales de carrera y soldados razos que solo conocían la profesión marcial. Por lo tanto, enfrentaban un futuro incierto, como escribe Ian Fletcher.

Bajo estas circunstancias, 250 hombres parten hacia Suramérica y se unen a los ejércitos del Libertador. En marzo de 1817, Bolívar pone al General Jaime Rooke a la cabeza de estas tropas, la Legión Británica.

Dos meses después, Bolívar ordena a Luis López Mendez, simpatizante criollo, a lanzar una campaña de reclutamiento desde Londres. Probablemente con el apoyo tácito del gobierno británico y del jefe supremo de las fuerzas armadas, el Duque de Wellington, López Mendez logra crear cinco regimentos de oficiales y suboficiales, 857 en total, que en el mismo año de 1817 parten como voluntarios hacia Venezuela pese a vociferantes protestas de diplomáticos españoles.

Dada la alta calidad de estos guerreros, muchos de ellos veteranos de las legendarias batallas napoleónicas, Bolívar envía al Coronel James Tower English de regreso a Inglaterra para que enliste aún más hombres a la causa criolla. English logra formar una segunda Legión Británica compuesta por más de 1.000 hombres, a los cuales se unen 900 soldados, incluyendo 150 alemanes hannoverianos veteranos de Waterloo, reclutados por George Elsom, y 1.700 hombres reclutados en Irlanda por Juan D’Evereux, a quien Bolívar le otorga el rango de General de su Legión Irlandesa.

Estos mercenarios británicos desempeñan un papel de suma importancia en las batallas del Pantano de Vargas y de Boyacá, pero especialmente en Carabobo, donde 130 de las 200 víctimas criollas fueron hombres de la Legión Británica. Esto motivó a Bolívar a aclamarlos “salvadores de (su) patria.”

El irlandés Daniel O’ Leary, edecán de Bolívar, con sus memorias deja a la posteridad la fuente más importantes de las campañas del Libertador. El General Jaime Rooke, abatido en el Pantano de Vargas, proclama antes de morir, alzando su brazo recién amputado, que “viva la patria” que lo entierre.

Tras la expulsión final de los españoles, muchos de estos hombres deciden permanecer en La Nueva Granada, y durante sus vidas contribuyen a la formación de la patria independiente. Un ejemplo es el del Coronel escocés Santiago Fraser, edecán del General D’Evereux, quien luego contrae matrimonio con una sobrina de Santander y ayuda a fundar la Iglesia Presbiteriana de Colombia.

Años después de su última victoria marcial, Bolívar dijo que López Mendez, al reclutar las primeras tropas británicas para los ejércitos criollos, fue “el verdadero libertador de América.” La actuación de los héroes de la Legión Británica en la fundación de las repúblicas neogranadinas confirma la tesis que el Imperio Británico forjó el mundo moderno a su semejanza. Que el chavismo ignore estos hechos es un atentado contra la verdad histórica.

Daniel Raisbeck

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