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miércoles, 10 de septiembre de 2008

Alvaro Uribe: ¿Nuestro FDR?

Estimado Presidente Uribe,

Los logros de su gobierno han reinstaurado la confianza y la esperanza en el país y despiertan entre la gran mayoría de los colombianos muchas ganas de respaldar su segunda reelección. Sin embargo, para muchos que creemos en la libertad, la democracia y en el estado de derecho, es difícil conciliar esos sentimientos con nuestros principios. ¿Me pregunto si estudiando el caso de Franklin Delano Roosevelet podemos justificar el recreo momentáneo de nuestra razón sin caer en la hipocresía?

En los Estados Unidos la constitución originalmente no prohibía ni limitaba la reelección. Sin embargo, el límite de dos periodos presidenciales había sido una costumbre con fortaleza de ley desde que George Washington rechazó una posible presidencia vitalicia e inesperadamente abandonó el cargo de forma voluntaria tras su segundo mandato. Roosevelt, ampliamente reconocido como uno de los mejores Presidentes Americanos, fue el primero en romper esa regla al gobernar por cuatro periodos consecutivos.

Tras dirigir el estado de Nueva York, Roosevelt apareció como un sorpresivo candidato presidencial durante la gran depresión económica de los años treinta. Como usted, prometió restaurar en el país la tranquilidad perdida. Fue elegido con el 57% del voto popular y gobernó con pantalones, retornándole la seguridad y la esperanza a sus agobiados compatriotas empleando políticas enérgicas para sacar al país adelante.

Cansado de que la Corte Suprema empleara el activismo judicial para fallar en contra de sus políticas económicas, Roosevelt se les enfrentó. En una alocución nacional describió al estado como una carroza halada por tres yeguas, dos de las cuales (la ejecutiva y la legislativa) halaban en conjunto mientras la tercera se convertía en una carga. La corte, consciente de la gran popularidad del primer mandatario, fue sabia y cedió para preservar su legitimidad institucional a largo plazo. Roosevelt fue reelegido con más de 60% del voto y gozó de gran apoyo popular durante su segundo mandato. Al terminar aseguró que no se lanzaría de nuevo al menos de que el pueblo lo pidiera, lo cual obviamente sucedió.

A primera vista, los paralelos históricos parecen sustentar el ímpetu del pueblo colombiano por respaldar un tercer mandato. Sin embargo, al estudiar mas a fondo la coyuntura que llevó a la segunda reelección de Roosevelt, es evidente que los principios democráticos salen reivindicados sobreponiéndose a las pasiones que a veces inhiben nuestro uso de razón.

La tercera elección de Roosevelt se dio justo cuando se desataba la segunda guerra mundial y el pueblo estadounidense sacrificó sus principios democráticos y el valor de la libertad individual, sin irrespetar su constitución, para salvaguardar la libertad del mundo entero. Sin embargo, al derrotar a los Nazis, la encarnación misma del peligro de la autocracia, cayeron en cuenta que debían afianzar en su constitución la regla que limita los periodos presidenciales a dos.

La guerra mas sangrienta de la historia y el episodio mas oscuro de la humanidad confirmó la necesidad de difundir la libertad, la justicia y la democracia por el mundo entero para que nunca se repitieran tiranías autócratas justificadas por la supuesta voluntad de pueblos incitados por emociones fogosas. Sobre estos principios se fundó la Organización de las Naciones Unidas y en su defensa me opongo rotundamente a su segunda reelección.

Presidente Uribe, usted que nos ha liberado de las cadenas del temor, debe seguir el ejemplo de George Washington y no los pasos de Franklin D. Roosevelt. En Colombia no hay guerra mundial, ni hecatombe alguna, que excuse un tercer mandato. No caiga en vanidad y reconozca que su postura frente a los grupos armados, tan impopulares y rechazados por nuestro pueblo, es la verdadera cuna de su apoyo popular. Por lo tanto, tenga fe en su gente y confíe en que en su ausencia elegiremos un candidato capaz de seguir su ejemplo industrioso.

No someta nuestra democracia a los clamores de un pueblo exaltado por el prospecto de finiquitar, de una vez por todas, la fuente de años de sufrimiento. Éste, encandelillado por la luz que aparece al otro lado del túnel, necesita que usted lo lleve de la mano hacia un futuro que preserve la tradición democrática mas ejemplar de nuestro continente.

Dele ejemplo a la región y sirva como punto de referencia para que nuestros pueblos hermanos puedan, con el paso del tiempo, distinguir a los líderes verdaderos, capaces de tomar la decisión correcta y de respetar la democracia, de los demagogos populistas que se aprovechan de la desdicha ajena para servir sus propios intereses. No le de legitimidad a esa rancia retórica que hoy busca consolidar la expansión de movimientos autoritarios en América Latina y desactive la tensión que podría encender un conflicto bélico en nuestro continente.

No someta a nuestros hijos a la posibilidad de que en un futuro, otro gobernante con menos criterio y capacidad, deshaga nuestro país o pisotee las libertades individuales por las que nuestros antepasados dieron la vida. Ayude a sanar la polarización de nuestro pueblo y estabilice a la región. Reconozca que de perpetuarse en el poder, usted brindaría una nueva raison d’etre para la guerrilla colombiana e irónicamente obstaculizaría la continuidad y el exito de su política de seguridad democrática. No pierda de vista que su segunda reelección podrá reponer la legitimidad internacional que las FARC han perdido durante los últimos seis años al ser expuestos por su gobierno como los crueles narcoterroristas que son.

Afiance la confianza inversionista en el país respetedando la estabilidad de las reglas. Resista la tentación de utilizar su gran apoyo popular para aprobar una segunda reelección y demuestre el valor de su palabra fortaleciendo las instituciones del estado en lo que resta de su mandato para después, hacerse a un lado, encomendando las riendas a una nueva generación de líderes. No expanda de nuevo el poder ejecutivo dentro del marco constitucional existente, pues solo debilitará aún más a la rama legislativa, ya tan desprestigiada por la mayoria de su bancada.

No utilice su altísima tasa de aprobación para atacar a la rama judicial, entidad independiente de la política y encomendada con la enorme tarea de garantizar el cumplimiento de la ley y de nuestra constitución. Sería un error someter a las minorías más vulnerables, incapaces de defenderse mediante el proceso político, a la voluntad de las masas, pues el Frente Nacional nos enseño que las lombrices marginalizadas pueden rápidamente convertirse en culebras venenosas.

Sin comprometer la seguridad, empiece a moderar su tono y utilice su gran popularidad para invitar a los colombianos a participar en un dialogo pluralista de reconciliación y en el proceso democrático. Aproveche esta gran oportunidad para fortalecer nuestras instituciones, dando ejemplo para reinstaurar la confianza del pueblo en la democracia. En tiempos de fluctuación política en la región, es necesario resptear las libertades fundamentales de nuestro pueblo y abandonar retoricas recicladas que carecen de relevancia en el cambiante orden mundial.

Presidente Uribe, espero que como Washington, usted pase a la historia como aquel que forjó en hierro la tradición democrática de nuestra patria y una cultura politica basada en el respeto al estado de derecho y al debido proceso, y no como otro mandatario neogranadino más que al pretender liberar al pueblo de la opresión termino sometiéndolo a la autocracia, justo como lo intento Bolívar en el invierno de su vida.

Atentamente,

Camilo De Guzmán Uribe

4 comentarios:

  1. Felicitaciones por esta nueva tribuna de opinión sin compromisos mas allá del libre pensamiento

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  3. Ajunto copia de la nota enviada al Foro de lectores de El Tiempo:
    En la edición del 4 de octubre aparece un artículo de Juan Carlos Florez titulado Roosvelt 1849, ¿Uribe 2010? que al menos me permite preguntar si es una extraña y desafortuada coincidencia o una inspiración que raya con el plagio? hago esta afirmación basado en el artículo publicado en el siguiente blog

    http://elcertamen.blogspot.com/2008/09/alvaro-uribe-nuestro-fdr.html

    invito a los lectores a juzgar por ellos mismos y a la casa editorial a revisar este enojoso asunto.

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  4. Creo que Alvaro Uribe dentro de la conflictividad que ofrece el panorama internacional ,y que apunta hoy hacia Latinoámerica como foco de lo que se denominan "guerras preventivas" y haciendo uso del sentido común - hasta que pueda hablarse de una Latinoámerica orientada por intereses comúnes-debe ir hacia un nuevo mandato: Oscar Portela : www.universoportela.com.ar

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